Me gusta definir el espacio negativo como el silencio de una imagen. Como de costumbre, esos silencios pueden despreciarse o, y esto es lo mejor, pueden utilizarse de una forma inteligente, reforzándolos y sacando de ellos imágenes y contenidos escondidos y, en muchas ocasiones, muy interesantes. Se produce, de esta manera, un juego en el que el que mira se convierte en cómplice de un juego visual. Para muestra, 22 trabajos en los que hay mucho que mirar y que aprender.
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